Junto con ‘Por Siempre Unidos’, Ediciones Urano
Chile también trajo la segunda parte de esta trilogía autoconclusiva que
conforma los primeros trabajos publicados de la autora Taylor Jenkins Reid.
Como el primer libro me encantó a pesar de su tono trágico, decidí leer el
segundo inmediatamente después, ‘Por Siempre ¿Felices?’, una novela también un tanto trágica, pero de diferente forma y que también disfruté mucho.
El libro tiene como protagonistas a Lauren y
Ryan, un matrimonio que ya ha llegado a su punto de quiebre luego de once años
juntos. Sin embargo, ninguno de los dos está preparado para darle fin de manera
definitiva, así que llegan a un acuerdo de una separación por un año con cero contacto
para reflexionar si lo suyo es algo que se puede solucionar o ya no lo es.
Lo admito, en un inicio el libro me provocaba
una sensación parecida a la claustrofobia pensando en tantos años juntos y lo
mucho que se habían perdido los protagonistas, tanto que hasta la menor de los
desacuerdos tenía potencial de convertirse en una pelea, no obstante, con el
pasar de las páginas me pareció un retrato muy fiel a la realidad, y a pesar de
que el experimento puede ser un tanto controversial para algunos, me gustó que
en cierta forma ambos estuviesen dispuestos a intentarlo, aunque de forma tan
poco ortodoxa.
Lauren y Ryan se conocen desde sus años en la
universidad, en el otro encuentran a alguien con quién quieren estar toda su
vida, y si bien al inicio todo es fantástico, con el años la relación comienza
a desgastarse, cada uno guarda silencio acerca de las cosas que le molesta del
otro decididos a no comenzar una pelea, pero sin tratar el tema de forma sana.
Sus problemas de comunicación comienzan a afectar todas las áreas de su
relación hasta que llegan en un punto en el que no se reconocen y no se
soportar, ambos cambiaron pero para mal, tratando de anteponer lo que creían
era el deseo del otro sin encontrar placer en ello.
''¿No es increíble cuando has superado las ideas sobre lo que tenía que ser tu vida y de pronto te das cuenta de que te gusta tal y como es?''
La separación les sirve como un respiro después
del ambiente cargado de tensiones que se había convertido su hogar, Lauren
sufre la pérdida de su relación viéndolo como un fracaso, algo que la sociedad
en general suele pensar que es una relación que no prospera, no obstante con el
tiempo comienza a recobrar su propia voz, recuerda las cosas que le gustaban y
por qué, como las podría a ver comunicado de manera más directa sin generar una
pelea, un proceso por el que también pasa Ryan por su lado, y del que Lauren
solo se entera cuando encuentra en la bandeja de entrada de este, borradores de
emails que quería enviarle, pero que finalmente no hacía. El proceso es
diferente para ambos, pero les sirve para darse cuenta en última instancia si
realmente su matrimonio es algo que vale la pena salvar.
Disfruté mucho de la evolución de los
personajes en este libro, no solo eso sino que los secundarios también tenían una
participación importante junto con sus propios desarrollos, y es que la
historia y los personajes reciben desarrollo a partes iguales. Las reflexiones
de los personajes siempre se darán vuelta sobre sus propias nociones preconcebidas
de lo que significa el amor y estar en una relación, algo que cambia e
evoluciona en base a sus propias experiencias de las cuales pretender aprender
y mejorar, después de todo no existe una formula para las relaciones.
Durante toda mi lectura tuve sentimientos
encontradas con la novela, pero al finalizarla me di cuenta que la había
disfrutado mucho, ese conflicto de las relaciones, cómo se supone que tienen
que ser, cómo se debe lidiar con una relación que parece estar rota, me gusta
infinitamente como Taylor desarrolla todos estos temas y lo hace con
sensibilidad, no con una exagerada, sino con una sincera que se ajusta a las
situaciones por las que atraviesan los personajes.
Para finalizar, Por Siempre ¿Felices? Es una
novela sencilla y rápida de leer que desafía las convenciones por las cuales se
miden las relaciones y el amor, es una historia que nos dice que no solo hay un
camino y que las nociones que tenemos acerca de los conceptos románticos pueden
ser más maleables de lo que estamos acostumbrados, pero mientras estas estén al
servicio de nuestra propia salud mental, lo más adecuado es explorarlas.
